Te quise, te quise y era como una canción de los Beatles, como si solo tú y yo hubiésemos descubierto la fórmula del amor, como si nadie más hiciera el amor, como si perdiéramos la virginidad en cada intento, pero sin miedo ni dolor. Éramos especiales, como April y Jack antes de ser los Wheeler, cuando bailaban y no les hacía falta soñar, porque no dormían, porque se tocaban y bastaba. Bebíamos cerveza a miles de kilómetros del Lower East Side de Manhattan. Y cerca de allí fuimos a morir, a las puertas del Edificio Dakota, donde asesinaron a Lennon. De repente, sin avisar. Nos matamos. Y bastaba.